Dice la escritura que Jesús en uno de sus viajes por la región de Galilea, decidió pasar por una ciudad llamada Naín, que en griego significa: lugar deleitoso, belleza y pastos verdes, hoy es una pequeña aldea de alrededor de 200 habitantes, pero en aquel tiempo era mucho mayor, y se le daba la categoría de ciudad, tiene un manantial cuyas aguas riegan las tierras de la región de Naín que hace posible el cultivo de excelentes olivares, higueras y el pastoreo de ovejas.
En fin, Naín era un lugar precioso y hermoso que destilaba prosperidad y belleza, pero escribe el evangelista Lucas que Jesús tomo la decisión de pasar por Naín, y al estar ya muy cerca se encontró en el camino con un cortejo fúnebre. En medio de aquel bello lugar donde irradiaba la vida, el dolor se había hecho presente.
Era el sepelio de un joven, hijo único de una mujer viuda, dice Lucas que aquella mujer desecha por tan grande perdida no cesaba de llorar.
-La muerte se encontró en aquel camino con la vida, el dolor con la alegría, las lágrimas con las risas de júbilo de los que acompañaban a Jesús, y en medio de aquel tan diferente escenario se encontraban la viuda y Jesús.
-La voz del Señor resonó con vigor y autoridad: no llores le dijo a la viuda, y al joven muerto le dijo: joven, a ti te digo, levántate, y al instante el joven se levantó, y comenzó a hablar.
-Escucha: Si nos encontramos con Jesús, algo grande, “SIEMPRE”, va a pasar.
Que hoy sea ese día de tu encuentro, no lo dejes para luego, y te aseguro, “QUE ALGO GRANDE VA A PASAR”
Pastor Rene J. Perez