En una ocasión Jesús iba de camino a Jerusalén y al pasar por una de las aldeas de los samaritanos envió a varios de los discípulos quizás buscar albergue y comprar comida para pasar la noche y seguir su camino, y dice que no le recibieron. Que decisión más absurda, no recibir a Jesús, que gran oportunidad perdieron de tener al Dios hecho hombre en sus casas;
-Dice que por donde pasaba Jesús, él iba sanando de toda enfermedad a todos los enfermos, libertando a todos los oprimidos por el diablo, “a todos”, trayendo paz, alegría, esperanza y vida eterna, pero ellos desaprovecharon esa opotunidad.
Hoy Jesús con esta corta meditación nos está pidiendo permiso para estar contigo, conmigo: NO seamos como aquellos samarita nos y démosle la más cordial bienvenida al Señor, y digámosle VEN, Y VEN PARA SIEMPRE.