Se cuenta en el libro de 2 Reyes la historia de un gran general del imperio Sirio llamado Nahaman, y se cuenta que el tal general, por cierto muy importante y con gran poder dentro del imperio, tenía una enfermedad terrible e incurable, tenía LEPRA; en aquellos tiempos Siria e Israel eran naciones enemigas, y de vez en vez los Sirios invadían la Tierra Santa en busca de esclavos y riquezas, para después retirarse a disfrutarlas, pero de este hombre se dice que era un hombre honesto y valeroso y en su casa trabajaba una joven Israelita como criada, y le comento a la esposa del general que en Israel había un profeta que Dios usaba poderosamente, y que el tal podría interceder a Dios para sanar al general.
-Siguiendo los consejos de su esposa el tal general fue y busco al profeta, y a su vez el profeta le dijo que para ser sanado tenía que lavarse siete veces en el rio Jordán y entonces su lepra desaparecería.
A regañadientes y quizás sin ninguna FE, o muy poca, el general fue, y así como dijo el profeta, a la séptima vez que se lavó: su lepra DESAPARECIO TOTALMENTE.
-Escuche bien mis amados hermanos esta regla bíblica que produjo este milagro: Primero: oyó, Segundo: se movió, Tercero: busco a Dios, Cuarto: obedeció, aunque no entendía muy bien lo que estaba haciendo, y por último Quinto: creyó, aunque repito, que quizás su FE no era tan grande.
-Escuche, si con una persona que no era del pueblo de Dios, que incluso era enemigo del pueblo de Israel Dios hizo esto, Que no hará con aquellos que somos PUEBLO DE DIOS.
– Escucha: El Señor espera por nosotros, y solo a que después de haber “oído”, se muevan, y le busquen, que obedezcan a su palabra, y que por último crean”, porque a los que creen, ¡TODO ES POSIBLE!